martes, 4 de septiembre de 2012

Stalin y la doble faz de Mao, por J. Sotomayor Pérez (segunda y última parte)

Capítulo de ''Stalin y Mao Zedong, el otro revisionista'', de José Sotomayor Pérez:


STALIN Y LA DOBLE FAZ DE MAO
(primera parte)
(segunda parte)

Mao tomó una posición típicamente nacionalista burguesa, frente a la política exterior seguida por Stalin después de la Segunda Guerra Mundial. Las publicaciones chinas repiten todo lo que la propaganda antisoviética propala sobre una supuesta división, en esferas de influencia, entre la URSS y EE.UU. Mao, ante una delegación japonesa, el año de 1964, declaró lo siguiente:

«La URSS ha ocupado demasiados territorios. En la Conferencia de Yalta se declaró Mongolia exterior nominalmente independiente; este territorio ha sido desatado de China, pero de hecho ha caído bajo la gestión de los soviéticos. En su momento preguntamos (en 1954) si sería posible restituir Mongolia exterior a China, ellos respondieron que eso era imposible… Ellos también separaron una parte de Rumania, Besarabia. En Alemania, también ellos tomaron territorios, especialmente una parte de Alemania del Este…».

En estas declaraciones se pone de manifiesto el nacionalismo burgués y antisoviético de Mao, que fue una orientación constante en su política desde los años 30, en que se encumbró como el máximo dirigente del PCCh.

Mao, nunca reconoció la importancia enorme de la lucha de Stalin contra las desviaciones de Trosky, Bujarin y el nacionalismo burgués. Con su teoría de las «contradicciones en el seno del pueblo», prácticamente condena la política de Stalin contra estas desviaciones. Aquí reside lo que él llama «dogmatismo» y «rigidez» de la política de lucha frontal contra la oposición trotskista y bujarinista, en los difíciles años de edificación del socialismo en la URSS. Repitiendo las mentiras de Jruschov, Mao dice: que «gentes honestas fueron también injustamente condenadas, y así se cometió el error de ampliar el marco de la represión en 1937 y 1938».

No es casual que las corrientes contrarrevolucionarias burguesas, que se desarrollaron en el Este de Europa, levantando la bandera de la lucha contra el «stalinismo», fueran vistas con simpatía por Pekín. Fue en este período que salieron a luz las teorías maoístas del «social imperialismo» y de los «nuevos zares», de inspiración típicamente nacionalista burguesa.

El PCCh hizo abandono total de la lucha contra el revisionismo de los partidos comunistas de la Europa oriental. El año de 1975 Mao recibió al primer ministro yugoslavo, Djelmal Bijedic, previo entendimiento sobre una base común «antisuperpotencia soviética.».Antes el PCCh. entabló alianzas con grupos reaccionarios antistalinistas y pro imperialistas como Solidaridad, en Polonia. Igual posición tomó frente al eurocomunismo, cuyo antistalinismo delirante es bien conocido.

Las alabanzas de Mao al Compendio de Historia del Partido Comunista (b) de la URSS, denotan la doblez del líder chino. En el 1° punto de su Conclusión este Compendio dice:

«La historia del Partido bolchevique nos enseña, ante todo, que el triunfo de la revolución proletaria, el triunfo de la dictadura del proletariado es imposible sin un partido revolucionario del proletariado, libre de oportunismo, intransigente frente a los oportunistas y capituladores y revolucionario frente a la burguesía y al Poder de su Estado». (59)

Sin embargo, en la lucha contra los oportunistas, Mao aplicó su propia teoría: «Curar la enfermedad tratando al paciente». Los oportunistas para Mao son simples enfermos que hay que curar dentro del Partido. «Pero además en las condiciones de nuestro país, dice Mao, la mayor parte de los contrarrevolucionarios se transformarán en diversos grados». «Gracias a que hemos adoptado una política correcta respecto a los contrarrevolucionarios, muchos de ellos han cambiado y no se oponen a la revolución. Incluso algunos han hecho cosas útiles». (60)

Con semejantes ideas, era imposible que el PCCh se convirtiera en un Partido proletario de nuevo tipo. Sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario, ha dicho Lenin. Y esta es una verdad comprobado por la experiencia histórica.

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